jueves, 23 de junio de 2016

COLIN RENFREW POR UNA ARQUEOLOGÍA LEGAL, TRANSPARENTE E INTERNACIONAL

El Proceso © INAH / Melitón Tapia
Planteamiento meridiano del maestro de toda una generación, Colin Renfrew, uno de los padres del procesualismo, alejado de la arqueología post-procesualista (new age o feng shui, según se quiera), comprometido y alertando de los riesgos de la pérdida de la memoria colectiva. Una sociedad que pierde la memoria puede convertirse en una sociedad con Alzheimer, a nosotros corresponde elegir si es eso lo que queremos, como diría nuestro amigo Carlos Fabiao.

Concluye sin dudas sobre el modelo al que deben aspirar la arqueología y el patrimonio: "Colin Renfrew concluyó en que es necesario pugnar “por una arqueología legal y no ilícita, transparente y no clandestina, internacional y no nacionalista, con buenas publicaciones y sin secretos, auténtica, popular, enciclopédica e ilimitada como el espíritu humano".



CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Investigador emérito de la Universidad de Cambridge, el arqueólogo británico Colin Renfrew (1937) dictó una conferencia en el Museo Nacional de Antropología –al que calificó como su museo favorito– acerca de los riesgos de pérdida de la memoria colectiva debido a la expoliación y el tráfico ilícito de bienes culturales.

Nacido en Stockton-on-Tees, en Reino Unido, el científico social de 78 años de edad se interesó desde muy joven en el tema del saqueo de antigüedades. Denuncias sobre el hecho en la isla de Keros lo motivaron entonces a atravesar el Mar Egeo para investigar en un sitio que –sabría después– era el primer santuario marítimo del mundo.

Durante su exposición explicó que los daños del saqueo van más allá de la posesión ilegal de piezas por parte de coleccionistas privamos, su efecto “es que nuestra posibilidad de aprender acerca del pasado de la humanidad se pierde a través de la alteración del contexto”, reseñó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un comunicado.

Reconocido por su trabajo en datación por medio de radiocarbono, prehistoria de idiomas, arqueogenética y arqueología procesual, Renfrew no descalificó el coleccionismo, por el contrario consideró que fue parte de la “arqueología seria” de los siglos XVI al XIX, pero la situación cambió luego de las guerras mundiales del siglo XX:

Se creó mayor conciencia acerca de la pérdida del patrimonio y por ello se adoptó en 1970 la Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la aportación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales.

El arqueólogo describió uno de los procesos que pueden seguir las piezas ilícitas hasta llegar a los museos o espacios donde se busca su legitimación:

Comienza con una excavación clandestina en cualquier sitio, el saqueador lleva las piezas arqueológicas a un vendedor local y éste la comercia con un traficante “mejor conectado” que las colocará con un coleccionista privado. En algún momento este coleccionista querrá mostrar su colección en una exposición en algún museo importante, editará un catálogo de lujo, en el cual no se aclara la procedencia del objeto, y ahí es donde llega a otro nivel. Es un “entramado de corrupción”.

Señaló otro aspecto en el cual el coleccionista se convierte en “mecenas” y “dona” sus acervos a prestigiados museos, cuyos directivos no siempre están dispuestos a corroborar el origen de las piezas. Las donaciones conllevan exenciones de impuestos que en ocasiones son mayores a lo que el supuesto mecenas invirtió. Lo lamentable, dijo, es que no se aplique correctamente lo estipulado en la Convención de 1970.

Renfrew recordó el caso conocido como Hot Pot (vasija caliente) del Museo Metropolitano de Nueva York, que salió a la luz cuando en 1995 se denunció en Italia la existencia de una bodega llena de antigüedades saqueadas. Ahí se encontraba una hermosa vajilla griega comprada en 1972 en cerca de un millón de dólares por el entonces director del museo Thomas Hoving, al comerciante Robert Hecht.

Al final la pieza tuvo que ser devuelta a su país de origen. No obstante el Met siguió adquiriendo obras de procedencia ilícita durante la dirección de Philippe de Montebelle (1977-2008).

Otro caso fue la Afrodita de Morgantina, adquirida por el Museo J. Paul Getty de Malibú, en 18 millones de dólares. El gobierno italiano llevó este caso a los tribunales.

Ambos museos, destacó el arqueólogo británico, tienen nuevas direcciones, el Getty, con el doctor Michael Brand, y el Met con Thomas P. Campbell, a quienes consideró de confianza.

Cabe mencionar que en el caso de México se han presentado hechos en los cuales casas subastadoras sacan a la venta colecciones arqueológicas de dudosa procedencia, como la casa Bonhams. El INAH señaló que 25% de los objetos que se subastarían eran de reciente manufactura, e informó en su momento que presentó una denuncia penal ante la PGR.

E igual, “solicitó a la Secretaría de Relaciones Exteriores implementar las medidas legales y diplomáticas procedentes para su recuperación, ya que la subasta de bienes arqueológicos en Nueva York vulnera la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y el Tratado de Cooperación entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, que dispone la Recuperación y Devolución de Bienes Arqueológicos, Históricos y Culturales Robados, de fecha 17 de julio de 1970.”

Colin Renfrew concluyó en que es necesario pugnar “por una arqueología legal y no ilícita, transparente y no clandestina, internacional y no nacionalista, con buenas publicaciones y sin secretos, auténtica, popular, enciclopédica e ilimitada como el espíritu humano.

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